La teoría de fijación de metas para la motivación
Para cuando necesitas un buen empujón
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Tu equipo tiene proyectos ambiciosos que quiere sacar adelante. Son proyectos que llevan demasiado tiempo en el backlog, puede que seis meses o más. Quieres perfeccionar el proceso de formación de nuevos empleados, reescribir los perfiles de compradores de tu empresa o rediseñar el blog de una vez por todas.
Por cierto, ¿cómo van los objetivos de tu equipo que estaban acumulando polvo? No demasiado bien, ¿verdad? Lo entendemos...
Pensar en lo que quieres lograr es la parte que menos cuesta (sobre todo, si te gusta soñar, que sabemos que sí). El trabajo duro empieza cuando toca progresar o movilizar al equipo.
Para dar rienda suelta a todos tus propósitos, te conviene conocer la teoría de fijación de metas. Con ella, podrás convertir tus aspiraciones en realidad. Pongámonos manos a la obra.
Ve en una dirección clara
Imagina que vas a hacer un viaje en coche. ¿Te pondrías en camino sin un mapa, GPS o, al menos, alguna idea de cómo llegar a tu destino?
Seguramente no, porque perderías mucho tiempo y sería desesperante estar dando vueltas sin rumbo.
La fijación de metas funciona de la misma manera. Si analizas al detalle el camino que tienes que seguir para llegar a tu destino, sabrás qué decisiones tienes que tomar, podrás priorizar las tareas y gestionarás tus esfuerzos y tu energía para alcanzar tu propósito final.
Además, si dedicas el tiempo suficiente a definir objetivos, no perderás de vista la meta a medida que progresas y no dejarás que te distraigan otras responsabilidades acuciantes.
Haz un seguimiento del progreso
Uno de los principios de la teoría de fijación de metas de Locke es la claridad; es decir, se trata de marcar objetivos concretos.
En lugar de pensar en "mejorar la salud del equipo", quizá la meta debería ser que el equipo registre más de un millón de pasos en los monitores de actividad física. Fijar objetivos cuantificables ayuda a monitorizar mejor el progreso y a seguir por buen camino.
Si llegas a mitad de mes y solo se ha registrado una cuarta parte de los pasos del objetivo, habrá que pisar el acelerador y organizar caminatas para todo el equipo.
Disfruta del éxito
Pocas cosas hay más gratificantes que conseguir algo que te importa de verdad. Será difícil tener esa satisfacción si no has fijado objetivos.
La ciencia también tiene algo que decir al respecto. Cuando alcanzamos un objetivo, nuestro cerebro segrega dopamina, un neurotransmisor que nos hace sentir bien.
Y esto no solo ocurre cuando por fin puedes marcar el objetivo como conseguido. Según el principio del progreso, dar pequeños pasos o conseguir pequeños triunfos a lo largo del proceso puede resultar satisfactorio y motivador.
Claridad
Lo hemos dicho antes y tenemos que repetirlo: tienes que tener claros tus objetivos.
Quizá hayas oído hablar del método SMART. Las dos primeras letras de este acrónimo engloban el concepto de "claridad": "specific" y "measurable" (es decir, objetivos específicos y cuantificables).
Veamos un ejemplo. Imagina que estás al frente del equipo de atención al cliente de tu empresa y quieres mejorar el servicio. ¿Qué objetivo fijarías? Debería ser algo específico, como "reducir el tiempo de respuesta de tickets de atención al cliente a un máximo de 24 horas".
Reto
Para que un objetivo sea verdaderamente motivador, tiene que ser exigente pero no imposible de alcanzar. Cuando fijes objetivos, asegúrate de que sean algo desafiantes, pero no tanto que lleguen a bloquear.
Por ejemplo, si consultas tus estadísticas de atención al cliente y ves que el tiempo de respuesta medio ya es 25 horas, puede que convenga fijar un objetivo algo más exigente (por ejemplo, 20 horas).
Por cierto, ¿quién dice que haya que esperar hasta terminar algo para celebrarlo? Cuando des un paso significativo, celébralo con el equipo para mantener el ritmo. Al fin y al cabo, ¡es lo que manda la ciencia!
Por ejemplo, puedes invitar al equipo a tomar algo cuando alcancéis las 22 horas. Cuando consigáis reducir los tiempos de espera a 20 horas, puedes repartir primas si el presupuesto lo permite.
Compromiso
Si tienes una meta, haz todo lo posible por alcanzarla. En otras palabras: si quieres celebrar los objetivos logrados, debes estar comprometido con ellos.
Pero ¿cómo? Para empezar, las recompensas de las que hemos hablado pueden servir para motivar. Si marcas objetivos ambiciosos con una meta lejana, puede que convenga dividir los proyectos en partes más pequeñas. De esta manera, los logros y la sensación de orgullo que conllevan serán más frecuentes. Conseguirás que la dedicación del equipo aumente y se mantenga a la larga.
También puede serte útil involucrar al equipo para fijar objetivos. Si cuentas con sus opiniones, no solo te resultará más fácil fijar objetivos claros y beneficiosos, sino que también fomentarás la motivación y el compromiso de cara a los objetivos.
¿Qué objetivo de tiempo de respuesta les parece razonable? ¿Se les ocurren otras formas de mejorar la atención al cliente?
Feedback
Todos hemos tenido proyectos en los que los objetivos no paran de evolucionar. La gente no suele callarse cuando las prioridades cambian constantemente, pero eso no quiere decir que el feedback sea siempre constructivo.
Así que prepárate por si se da el caso. Para fijar objetivos a nivel de equipo, organiza reuniones de control (tanto en grupo como privadas) para dar feedback y felicitar los logros del equipo.
Para fijar tus objetivos personales, deja sitio en el calendario (por ejemplo, cuando consigas esos pequeños hitos que te has marcado) para evaluar tus progresos. Dedica ese tiempo para reflexionar sobre cómo puedes conseguir que ese progreso sea aún más significativo.
Complejidad de las tareas
¿Recuerdas lo que dijimos sobre prepararse para el éxito? Se trataba de fijar objetivos que te ayuden a superar tus límites pero que sean viables. Pues bien, ahí va otro consejo: no compliques las cosas.
Fija objetivos sencillos. Céntrate en un objetivo principal que quieres conseguir (como reducir el tiempo de espera), en lugar de distraer al equipo con otros aspectos, como mejorar las valoraciones de los clientes o conseguir puntuaciones de cinco estrellas.
Recuerda estar al tanto de los plazos. ¿Son realistas? ¿Tu equipo y tú tenéis las habilidades y los recursos que necesitáis para alcanzar el objetivo? Si no es así, puede que sea el momento de buscar refuerzos, ya sea contratando a alguien, externalizando tareas o dando formación a los empleados.